jueves, 30 de mayo de 2013

Nothing.

Nada me queda, me queda la nada.
Poniéndole límites a la confianza se me pasa el tiempo, y puede que sea precisamente por eso que siga así.

Pero ni siquiera sé si quiero cambiarlo. Y aunque lo cambie seguiría igual.

Solo se escucha el apagar de las llamas, y su sollozo frente al brillo del espejo, el mismo brillo que el llanto perdió. O que ganó por no brillar.
Lejos de todo ruido están las psicofonías que se repiten como una maldición y que aunque se agranden tajos por la piel, no salen. No sanan. Las voces no son de color carmín líquido.
En su habitáculo interior se apagó todo, y la luz está lejos, tan lejos que es imposible de discernir.

"Solamente quiero que pare, odio que esto sea la copia de la copia de mi debilidad"

Siempre encontrará acierto en la última palabra.

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