jueves, 19 de septiembre de 2013

Hablando de libertad con presos de ideales, presos de vidas, reos al fin y al cabo que quieren definir el apogeo de lo que nunca han tenido.

Llamadme hipócrita porque puede que yo sea un exclavo también. Exclavo del pasado, exclavo de imágenes, exclavo de querer lo que nunca he tenido.

Pero hay una diferencia vital. Al menos creo que es real.
Como un soñador de lo perdido recuerda la época de lo que una vez fue, yo tengo la personificación de lo que nunca tuve, y tan personificada que es capaz de hablarme, autoanalizarme y convencerme.

Lejos de cualquier forma, surgió por querer vencer mis miedos, y quiero matarlo a puñanalas empapándome de su sangre como si me bañase en un mar de satisfación incumplida.


Quiero matarlo, y acabo por matarme. Lo peor es que me sienta bien.

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